LA AUTOBIOGRAFÍA NO AUTORIZADA

            Nací en Biahí cuando las chicharras cantaban 42 a la sombra sin térmica.

Me llamo ÁCIDO DEANGELIUS y no “ÁCIDO DE ANGELIUS”, ‘ta claro.

Hijo declarado de madre soltera y estoy soltero. Tengo 50 años según mi ZZZ306 (patente sin cargo). Me recibí de Jardín de Infantes, Primario y Secundario revalidados, todos, con el nuevo plan de estudios. Faculté en la UVA del Barrio de LOS ROBLES y la en la yeca del chico de Palermo. Es decir: sigo haciendo el postgrado. Ojos claros que cambian de color como el gallo que no da la hora pero que sí me anuncia los días de tormenta. Físico: robusto. Valgo lo que canta la balanza cuando puede cantar.  Comidas preferidas: todas aquellas que logran ser rociadas con limón. Bebida, obvio: limón exprimido y esa otra que, sin nombrar la marca, lo tiene implícito en la etiqueta (con vodka, bien fría, mamita se la pasa bomba). Postre: Lemon Pie. Caramelos: rodajitas.

A los 40, mi cabeza se convirtió en un campo de golf con más bunkers que greens, en otras palabras, no tengo un pelo de zonzo. Deporte preferido: golf.  Ando por la vida en jeans rotos. A la moda. De vez en cuando, uso lentes, por culpa de la  moda. De lejos veo bien y ni te cuento lo que veo de cerca. Un buen copete lo dice todo para hacer volar las neuronas. Para la letra chica, elemental Watson, suelto la imaginación y escapo antes de que me agarre el tan temido alemán y…  qué te iba a decir ahora…

Sí.

Me gusta reír porque para llorar hay tiempo. Sentarme al aire libre y tomar café debajo de una sombrilla. Quizá sea roja o azul. Pero, antes de que pienses a dónde apunta el color te digo que soy ANTI. No me gusta lo que no me gusta o sea: Todo. Aparecí una vez y después otra vez, porque a mi madre le gusta escribir sobre mí espaciadamente. No soy un ilustre desconocido. SOY DESCONOCIDO. Pero ahora ella dice que maduré, que estoy para otras cosas, que estoy listo para quedarme en esta nueva vida. Aunque, eso ya no dependerá de nosotros sino de la vecina de enfrente.